martes, 26 de julio de 2011

Cuatro acuerdos para una vida ética

¿Alguna vez te has preguntando si actuás con ética hacia vos mismo?
A menudo escuchamos que los seres humanos debemos actuar con ética ante las diferentes circunstancias que nos presenta la vida. Nos bombardeamos con ideas sobre la importancia de ser justos, ecuánimes y  asertivos, y sin embargo, por lo subjetivo del concepto, son pocas las personas que logran definir qué es ética y mucho menos definir un código de conducta individual. Pues bien, en su libro “Los Cuatro Acuerdos”, Miguel Ruiz propone cuatro convenios muy puntuales que podemos asumir con nosotros mismos para alcanzar la tan anhelada libertad y la ética personal de una manera muy simple.
Este escritor y médico mexicano de origen tolteca explica que el verdadero control de la vida se logra cuando nos comprometemos con la transparencia. Y ser transparente implica ser íntegro y asertivo. ¿Pero cómo llegar a esa condición en el plano personal y profesional simultáneamente? He aquí estos cuatro principios de fácil aplicación y alto compromiso:
1.  Sé impecable con tus palabras: hablá con integridad, decí lo que pensás y utilizá la energía de las palabras en dirección a la verdad. El poder de las palabras crea o destruye vínculos; usálas con cuidado.
2.  No tomés las cosas a nivel personal: lo que otros digan o hagan no es culpa tuya. Cuando te volvés inmune a las acciones y opiniones de otros, evitás convertirte en víctima de sufrimientos innecesarios. Si te tomás las cosas personalmente te estás inyectando un veneno letal.
3. No asumás: un acuerdo simple que puede transformar tu vida. Comunicate tan claramente como puedas, preguntá lo que necesitás saber y expresá lo que querés decir. Sé asertivo y no des cosas por sentado, esto te ahorrará muchos dolores de cabeza.
4.  Haz tu mejor esfuerzo siempre: evitarás el auto-juicio, el auto-abuso y la culpa. Ese esfuerzo te llenará de intensidad y productividad.
Aplicar estos cuatro acuerdos con frecuencia simplificará muchas de las decisiones y acciones que tenemos que ejecutar en nuestra labor como comunicadores. Sí es cierto que aunque son sencillos, requieren esfuerzo para implementarse con constancia (pues es muy fácil claudicar en el intento), pero a la postre significan un profundo beneficio no sólo para nuestros clientes, sino también para nosotros como individuos. Lo recomendable aquí es iniciar de adentro hacia afuera: si actuamos con ética hacia nosotros mismos será mucho más práctico ser éticos con los demás. Por eso, adoptemos estos consejos y hagamos de la ética un estilo práctico de vida que prepondere el autorespeto y la confianza en todas las direcciones.


Oprah & Don Miguel Ruiz Illuminate Life's Four Agreements: Be impeccable with your word

Don Miguel Ruiz Illuminates Life's Four Agreements: Don't take things personally

Don Miguel Ruiz Illuminates Life's Four Agreements: Don't make assumptions










miércoles, 20 de julio de 2011

Cambiando el mundo una sonrisa a la vez

Ahora que los tiempos son tan convulsos y vemos sangre por todos lados, oímos golpes y gritos a escasos metros, y el ambiente huele a putrefacción cada kilómetro, me he puesto a pensar un poco en lo necesario que es marcar una diferencia del y en el resto de la sociedad.
Casi todos los días en algún lugar nos recomiendan ser agentes de cambio y de influencia, pero suponemos que para lograrlo debemos ser genios –o magnates- para aportar soluciones que nos saquen del tercermundismo, o ser megaconocidos para lograr transformar el comportamiento de un grupo significativo de personas. Pero lo cierto del caso es que no se necesita más que voluntad para aportarle algo diferente al mundo.
Con pocas y sencillas acciones podemos detonar cambios de actitudes en cuestión de segundos, o cambiarle el día a alguien, o hasta hacer memorable un segundo que agonizaba en el olvido. Tan sólo debemos preguntarnos: ¿Qué puedo hacer para combatir la indiferencia? ¿Cómo me alejo de tanta irrelevancia?
Estas son preguntas que todos deberíamos hacernos a diario si verdaderamente nos importa nuestro futuro y si tenemos suficiente respeto por nuestra propia dignidad. Les aseguro que si logramos responderla al final del día, estaremos demostrando que podemos marcar un cambio en nuestra actitud y en la de quienes rodean. Sin embargo, nuestras respuestas requieren que asumamos un compromiso personal hacia adentro y hacia fuera de nosotros mismos.
Por eso decidí formalizar mi compromiso con la humanidad; hoy, aquí, ahora. En este momento me comprometo a dar lo mejor de mí como persona. Mi compromiso es ser feliz y hacer que los demás sonrían al menos una vez al día. Lo hago porque creo infinitamente en el poder de la risa y la sonrisa. No es que haya decidido ser comediante, aunque muchas veces pareciera que me tomo la vida como si fuera un chiste. Lo que pasa es que -a fin de cuentas- la felicidad es un estado mental precedido por una decisión, y yo decido que a pesar de toda la negatividad que nos envuelve, es mi responsabilidad sentirme bien y esforzarme por contagiar de buena vibra a quienes estén a mi lado aunque sea por unos breves minutos. Que sonrían por una broma, por una mueca, por un saludo, por un gesto, por un abrazo… por lo que sea, pero que sonrían, pues la sonrisa es un ejercicio para el rostro, para el cuerpo y para el espíritu.
También estoy comprometida con el optimismo y lo he adoptado como estilo de vida. Confío en las buenas intenciones y sé que las actitudes positivas pueden convertirse en una epidemia beneficiosa si tratamos de difundirlas con ahínco. Creo que una pequeña acción -como una sonrisa- puede iniciar un efecto dominó que a su vez provoque efectos colaterales positivos en nuestra gente. Aparte, no cuesta nada y podemos lograr cambios significativos.
Nuestro mundo se está reduciendo a un hábitat sin armonía ni humanidad. Vivimos en una incesante y paradójica aceleración monótona que nos envuelve día a día, y perdemos de vista el horizonte. Nuestras prioridades se disfrazan de importancia y urgencia y en realidad no son más que irrelevancias. Así que los invito a que hagamos un fugaz monitoreo de nuestra existencia y examinemos qué podemos hacer diariamente para rescatar nuestra dignidad y para evitar una “vida” en depresión crónica. Vale la pena el intento.






martes, 19 de julio de 2011

A propósito de nuestra sociedad putrefacta

Para quienes desean un análisis gráfico, instantáneo y magistral de nuestro entorno social, aqui les dejo una colaboración de mi querida amiga Nadia =D.

¡Disfrútenlo y medítenlo!


Quino y la actual educación familiar


Quino, el caricaturista argentino autor de Mafalda,
desilusionado con el rumbo que está tomando el mundo
en cuanto a valores y educación,
expresó su sentimiento al respecto.

La genialidad del artista produce una de las mejores criticas
sobre la educación de los hijos en los tiempos actuales.