Hace
algunas décadas, el reconocido y vanguardista escritor norteamericano Ernest
Hemingway definió la naturaleza social del ser humano al afirmar que “ningún
hombre es una isla”, reconociendo así la dependencia que un individuo tiene en
relación a los demás y de acuerdo a la interacción y a la dinámica de su
entorno. Este es básicamente el mismo principio que aplica la Responsabilidad
Social Empresarial (RSE) como práctica de negocios en las organizaciones, cuyo
enfoque se dirige a perpetuar la sostenibilidad –económica- de las empresas
para que pueda mantener la estabilidad de los actores que interactúan con ella.
Desde sus
operaciones, su identidad y su cultura, las empresas deben definir sus
políticas y acciones hacia todos los públicos de interés con los que
interactúa. De hecho, una estrategia de
negocios efectiva y asertiva debe incluir la identificación de los impactos
positivos y negativos que la empresa tiene en la sociedad en tres diferentes
niveles: el ambiental, el social y el económico. Esta medición, así como la
definición de metas a corto y mediano plazo y la reducción de los impactos
negativos y fortalecimiento de los impactos positivos estructurarán la
estrategia de sostenibilidad y sobrevivencia de la empresa en el mercado, pues
de lo contrario, estas permanecerán en vilo ante la continua amenaza de la
competencia y de la aprobación de la sociedad.
Este último
punto adquiere particular trascendencia, puesto que en la actualidad nos
desenvolvemos en la era de la información y la inmediatez, donde consumidores
reales y potenciales, así como los detractores, pueden otorgar o negar a las
empresas una “licencia social” para operar. Esto significa que, en cuestión de
minutos, las acciones que ejecutan las organizaciones pueden ser reconocidas,
replicadas o denigradas de acuerdo al criterio y al impacto percibido por los
diferentes sectores de la sociedad.
Por lo
anterior, es de suma importancia que las empresas comprendan y asuman que
actuar con responsabilidad implica muchos factores más allá de la gestión
estética de la imagen –o del infame green
washing-. En realidad, la RSE es la obligación que las organizaciones tienen
de rendir cuentas acerca de los diferentes impactos que ejercen en el entorno
socio-econdeben considerar si los
proyectos que definan desarrollar en el en el pa su negocio tienen dentro de
sutores de la sociedad.ial ómico-ambiental, o en otras palabras, asumir
las consecuencias de sus actos. Para
ello, la alta dirección debe iniciar considerando el impacto que las operaciones
de su negocio tiene a nivel interno (con sus colaboradores y sus familias) y a
nivel externo, tanto en su comunidad
inmediata como en el país. Debe valorar además si la creación de valor
económico conlleva a un valor agregado para la sociedad (acción de beneficio
mutuo, o win-win), y finalmente, debe considerar si los proyectos que definan
desarrollar en el marco de la RSE son afines a los principios y filosofía
empresarial y comercial de la empresa, de forma tal que garanticen utilidades
en el plano financiero.
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Fuente: http://www.expoknews.com/2009/12/17/las-10-mejores-campanas-de-rse-y-marketing-social-del-2009/ |