Este 2015 lo inicié un mes y medio antes de que comenzaran a contar las páginas del calendario. En realidad fue cuando presenté un proyecto académico que se convirtió en un proyecto personal que luego me dio muchísimas satisfacciones. Cuando pensé en crear un video institucional para la Escuela de Música de Santo Domingo sentí un golpe de inspiración muy grande... iba caminando por la calle hacia mi trabajo, temprano por la mañana, y estaba un poco desesperada por que tenía pendiente presentar un proyecto de graduación desde hacía más de un año. Para mí era inaudito y exasperante porque normalmente no dejo las cosas pendientes cuando me interesan, mucho menos en etapas finales. La cuestión es que iba caminando y sentí que la creatividad y el sentido me habían golpeado de pronto; la sonrisa me brotó de inmediato y chispa se encendió como por arte de magia. Era el inicio de algo transformador en mi interior.
1. Creatividad
Pasaron los meses y con el apoyo de mucha gente linda logré diseñar, montar y presentar mi proyecto. Era mediados de noviembre de 2014. En la presentación los profesores me alentaron a que convirtiera este experimento en una idea de negocio, por el formato y la integralidad que usé. (Eso aún lo tengo pendiente). Sin embargo, ese día marcó un cambio total en mi vida, en la actitud que venía arrastrando por contagio, y renovó mi Confianza Creativa.
2. Confianza
Luego vinieron lecturas y personal workshops en liderazgo que siempre había visto y leído pero nunca había hecho en realidad, porque creía que con saber los puntos principales era suficiente. En un momento de apertura mental, entendí que tenía que hacer mi parte del trabajo y disponerme realmente a trabajar en mí. Y así lo hice. Los primeros meses de 2015 me "coachié" intensamente, con inspiración, y asumí una fuerza imparable que me ayudó a potenciar todo lo bueno que traía. Apenas calentaba motores.
3. Carácter
Después vinieron retos, pero retos que me desafiaron mi inteligencia emocional. Mantener la calma y seguir adelante cuando querés dejar todo de lado no es fácil. Sin embargo, al final, eso es lo que construye el carácter, y eso era lo que necesitaba trabajar para recuperar los niveles de mi propia credibilidad y confianza. Así rompí los temores y deshice fantasmas, y volví al punto de balance natural.
4. Oportunidad
A medio año surgieron tres ocasiones donde podía probarme a mí misma el valor de tomar los retos: presentar un cortometraje que habíamos elaborado en la Universidad un par de años atrás, someter mi proyecto de graduación (de la Escuela de Música) a un certamen en el Colegio de Periodistas; y abrirme al mundo en mente y espíritu sin pensar tanto en cómo controlar todos los aspectos de confort y conveniencia (esto parece ridículo, pero para alguien que está acostumbrada mantener su vida en perfecto orden es un completo reto tipo Survivor), , y el cuarto, liderar el área de comunicación del proyecto personal de alguien más: el estreno y proyección de "La Última Entrevista" a don Beto Cañas (hermosa experiencia y prueba a mí misma de que cuando se cree en los demás y en uno, los resultados pueden ser asombrosos).
5. Gratitud
El punto culminante no es el último ni en secuencia ni en importancia; al contrario, es el más importante y constante de todos. Ser consciente de las bendiciones y desafíos diarios y agradecer con sinceridad por ellos me ayudó a ganar la perspectiva nuevamente: las personas, las situaciones, la naturaleza, la familia, los amigos, el cariño, los abrazos, el respeto... Agradecí -y sigo agradeciendo- todas esas cosas que cada día me mantienen viva y me alimentan espiritualmente para darlo todo y ser la mejor versión de mí misma, sin desfallecer, sin pretender y sin mediocridades.
¡Gracias 2015 por ponerme back on track, por recordarme -con pruebas- el potencial de mis capacidades e intenciones! ¡Por un 2016 incluso más brillante!