Y la carga no se alivia con perdón ni tolerancia,
Porque el perdón no es olvido
Cuando el disgusto es constancia.
Y tolerar disminuye al otro
Mientras me pone en una cima
Mirándole sobre mi hombro
A costa del ego y la poca estima.
No quiero ser como esas personas
Que critican sus defectos en otras,Diciendo “sos esto o sos aquello”
Sin primero valorar sus cualidades rotas.
Porque quien cree que hace bien juzgando
Sus propios traspiés en su par
Nunca se ha encontrado hablando a sí mismo
Buscando qué debe cambiar.
Y no se trata de aceptar o no los errores
propios
Pues reconocer los defectos es signo de
sabiduría y humildad,Mas no es justo ni prudente
Disfrazar la virtud del otro como una falta.
Porque un mismo rasgo es diferente
En el joven, en el viejo; hasta en dos de la misma edad,
Lo que cambia es el ambiente
Y la expresión de la cualidad.
Evidente es cuando alguien quiere
Reducir a otro por miedo, envidia o terquedad,Usando sus complejos como escudo
Y opacando su personalidad.
Triste falacia hiriente
Que no acepta ni comprende
Que mi vida no es la suya y no tiene porqué serlo,
Mucho menos contaminada con falsedad.
Cada quien enfrenta sus obstáculos a su manera,
Algunos chocan con ellos, otros los superan.Empero no es correcto extender
La propia barrera hacia otro
Pues además de deslealtad y enojo
La peor impresión es la de ser tormenta en el camino.
Mejor es no hacer ningún viaje cansino
Y vivir la vida tal cual.