lunes, 27 de septiembre de 2010

El Vuelo en Solitario

Aunque la tendencia mundial se inclina a hablar del trabajo en equipo, no se puede ignorar la importancia del brillo individual. Cada uno de nosotros constituye una marca individual y extraordinaria, en la que se integra una conexión entre el esfuerzo individual y el logro. A partir de ahí, debemos reconocer que somos nosotros mismos quienes podemos marcar la diferencia justo donde estamos; por nuestras características, no por ser uno más del grupo.
El Solista no es una persona antisocial, solitaria o disidente. Por el contrario, encaja sutilmente dentro de un grupo, pero generalmente juega en él con un expertise de líder o especialista, y se superará cuando pueda trabajar solo. ¿Pero cuál es la razón del éxito de las individualidades? Muy simple; entre más gente se involucre en un problema, menos serán los que aporten la solución. Así que entre menos personas involucradas, se darán mejores soluciones, o al menos mejor enfocadas.
El mundo del Solista está lleno de ideas que toman tiempo y espacio, pero que al mismo tiempo le permiten jugar con ellas, expandirlas, y concretarlas. Por eso es que el ser solista nace desde adentro. ¡Creé en tu propio potencial y verás en el poder de tu creatividad!

Algunos Principios del Solista
  1. Separarse del grupo no es negarse al grupo (todos ocupamos una espacio aparte).
  2. Lograr el éxito no siempre me hará popular (de hecho a menudo me traerá enemigos y me rodeará de envidiosos).
  3. La creatividad no se ajusta a una hoja de cálculo.
  4. Un genio no se apega a un reloj.
  5. "Yo también importo".

Identificá las interferencias
W. Edwards Deming, el padre de la mejora continua, explica que “el trabajador americano promedio tiene cincuenta interrupciones al día, y de las cuales el 70% no tiene nada que ver con el trabajo”. Estos distractores vienen desde E-mails (del tipo basura, sin contenido, con necedades, material no trascendente, etc.), gente adicta a la tecnología que trata de conseguirte por todos los medios, hasta la gente 24/7  -los que no se apagan ni tienen vida, y no te dejan tener vida-.
Combatí esta interferencia a través del método DRN: Delega, Retrasa, Niega. Delega alguna tarea menor a una persona de confianza; retrasa la entrega del pedido o la solicitud con una expectativa de respuesta ("haré lo posible por tenerlo para el martes"); y finalmente simplemente decí “No” –no tiene nada malo y es directo, claro y conciso. Claro, hacelo con delicadeza-.
Estas tácticas te ayudarán a mantener la cordura durante el día.

Otros distractores (o más bien actitudes y comportamientos roba-energías)
Creo que todos hemos sido víctimas de:
  • La falta de respuesta -aquí se incluye la pseudo-respuesta (“Te entiendo”); la no-respuesta cortés de no aparecer, no contestar (“En este momento no se encuentra”, “Voy para una reunión”); la que parece que te están ayudando, pero todavía no te dan el sí (“Estoy averiguando”), y las que no te dicen nada (“Lo veré apenas pueda”).
  • Los que hablan demasiado fuerte.
  • Los tonos de llamada ridículos y molestos.
  • Hablar por el speaker (aparte de molesto, es de muy mala educación por cierto).
  • La falta de cortesía y normas de urbanidad.
  • La falta de higiene de los demás.
  • Las quejas constantes.
  • Los desórdenes y la falta de limpieza.
  • La gente que “se quita el tiro” –evade- una tarea.
  • Cantar durante las horas de trabajo.
  • Caminar con pasos pesados o arrastrados.
  • Los movimientos constantes de manos y los tics.
Y por si eso no fuera poco, aún hay más tipos de gente que puede crisparte la piel diariamente:
  • El que nunca está preparado (no lleva lapicero, no lee memos, etc.).
  • El muerto de hambre (come mucho y a toda hora).
  • El mal comediante.
  • La hiena (se ríe de todo y por nada).
  • El que no se calla (pasa hablando todo el tiempo).
  • El cleptómano (se deja todo lo que pide prestado).
  • El chismoso.
  • El acosador y machista.
  • El "invade espacios".
  • El experto en efectos de sonido (hace ruido con lo tenga en sus manos o a su alcance).
  • El que anuncia todo lo que hace (“Voy al baño", "voy por agua", etc.).

El escape
Por todas estas y muchas otras razones, es que sentimos que la convivencia diaria se nos vuelve como una camisa de fuerza, y necesitamos desesperadamente de una terapia de liberación. Es cansado, desgastante y tedioso tener que lidiar con estas conductas. Así que debemos buscar nuestra cueva; identificar el refugio donde podemos alimentar nuestra creatividad y productividad. Este es el lugar donde nos sentimos a gusto y adonde podemos ir en nuestro tiempo libre a recargar energías.
También podemos optar por viajar a nuestra propia isla paradisiaca, que no es más que aquél hobby, pasión o actividad que nos llena de inspiración y relajación. Por sencillo y corto que sea ese pasatiempo, debe ser liberador, y debe ser una razón que nos haga sentir vivos.

Y para complementar este resumen, los invito a ver este video de Susan Cain, autora de "Quiet, The Power of Introverts", quien concuerda en que un poco de individualismo -especialmente en las personas introvertidas- puede llegar a ser un detonante de creatividad.









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