domingo, 18 de diciembre de 2011

Humanismo y educación: el nuevo renacimiento

La educación siempre ha sido un elemento esencial en mi vida: dos de mis tres décadas han pasado entre aulas, tareas, proyectos e ideas maravillosas que han construido mi identidad y mi pasión por las artes, las letras y la música. He probado tanto la educación estatal como la privada y he podido aprovechar lo mejor de cada una de ellas y he llegado a la conclusión de que para mí, la vida sin aprendizaje (académico, profesional o social) no tiene mucha dirección que digamos.
He descubierto que a pesar de que siempre he renegado ponerme frente a una clase –aunque tuve varias oportunidades y nunca las aproveché amparada en mi impaciencia para tratar con estudiantes-, creo que todos deberíamos tener acceso a una educación integral que incluya programas con contenidos humanísticos y artísticos que nos permitan descubrir el valor de los pensamientos, conocer filosofías diferentes y adentrarnos en sensibilidades que, aunque  no compartamos, nos permitan ver la vida con mayor objetividad y tolerancia.
Y es tal vez por esas experiencias que me impacta tanto ver cómo la educación es vista hoy de de una manera tan simplista como un medio para obtener un trabajo: los muchachos que presentan sus exámenes de bachillerato rechazan la lectura, la historia y las funciones matemáticas porque a su parecer no sirven para nada y no les servirán para hacer dinero (claro está, sin estos conocimientos no podrán si quiera pasar de la etapa preliminar mucho menos llegar a la final de Quien Quiere Ser Millonario, a menos de que las preguntas consistan en saber si Justin Bieber y Selena Gomez visitan Tiquicia, o si los protagonistas de Jersey Shore se dieron de golpes, o peor aún, si Combate le ganó en raiting a El Chinamo). Mientras tanto, los graduados universitarios no buscan estudiar una maestría ni realizar proyectos de investigación porque no son bien pagados. Aquí es donde yo me pregunto, ¿a dónde quedó la realización profesional?
Nuestra sociedad se debate en un dilema moralista donde criticamos la corrupción pero donde no forjamos pensamiento ni ética. Si a nuestros políticos les ha sido sencillo dejarse llevar por el dinero fácil, a nuestra juventud le será muy difícil tomar decisiones imparciales y favorables para el bien común si los arquetipos que tienen en frente son egocéntricos y temporales.
Bien dice mi amiga Mar que estamos en la era del simplismo: Coehlo destaca en este 2011 como la segunda “personalidad” influyente en Facebook (con relatos nada complejos que tienen la misma trama libro tras libro); los best sellers de las librerías son los textos de vampiros enamorados y los eventos noticiosos que perduran en nuestro país son las visitas de las selecciones de fútbol que vienen a ¿enfrentarse? a la nuestra -¿O de verdad recordamos al menos el 50% del recuento anual de noticias publicado hoy por La Nación en Proa?-.  Ah, y no olvidemos que nuestra “suiza centroamericana” se está convirtiendo en el país de las protestas, donde los “indignados” prefieren hacen paros cada dos días (para poder hacer reclamar uno y descansar el otro) antes de proponer soluciones y negociar, sin siquiera conocer que sus acciones nos empobrecen más que los actos que reclaman. A este paso, en menos de veinte años habremos retrocedido más de lo que podríamos avanzar.
Creo que nuestra educación debe fortalecerse y modernizar sus métodos: fomentar la crítica y el humanismo a través de la lectura de los grandes pensadores y dramaturgos y contextualizarlos a nuestros días debería ser sencillo -por algo son atemporales-, conocer a Da Vinci, Picasso y Andy Warhol haría de las artes algo más creativo y sensible que las tradicionales maquetas de plastilina, y convertir a la literatura y a la música en un viaje escapista en vez de un recital de párrafos e himnos aportaría más creatividad y espontaneidad a nuestras personalidades, sin contar los beneficios para nuestra salud mental.
Claro, para poder ver la vida con mayor claridad y sensatez necesitamos alcanzar madurez. El problema es que esa madurez está tardando cada vez más años en llegar tanto a nivel individual como a nivel social. Y estoy de acuerdo con que definitivamente debemos invertir nuestro tiempo y nuestros recursos en cosas que nos hagan más productivos, pero esa productividad debe ser holística. Por eso creo que estamos a las puertas de protagonizar un Nuevo Renacimiento –aunque el término suene anticuadísimo- donde resurjamos socialmente y logremos marcar un movimiento cultural que reactive el conocimiento y el progreso.


  





lunes, 5 de septiembre de 2011

25 maneras de ganarse a la gente (Parte III y final)

17.  Sea el primero en ayudar
  • Sea el primero en ofrecer sus servicios, su ayuda o simplemente en tender una mano. Si usted ayuda lo suficiente a las personas a obtener lo que desean, también obtendrá lo que desea.
  • Convierta la ayuda a los demás en una prioridad: haga que la acción de ayudar a otros se aparte de su agenda.
  • Sea consciente de las necesidades de los demás: puede sonar obvio, pero nadie puede solucionar una necesidad que no sabe que existe.
  • Esté dispuesto a arriesgarse.
  • Una vez que comience a ayudar a alguien no lo abandone.
Olvídese de pensar en su beneficio personal y piense en cómo puede ayudar. Pregúntese cómo puede hacerlo.

18.  Añada valor a las apersonas
Olvídese de intentar convertirse en una persona de éxito, intente convertirse en una persona de valor:
  • Valores a los demás: no los haga sentir menos. “La gente quiere sentirse apreciada, no impresionada” (Sidney J. Harris).
  • Hágase más valioso: no se puede dar lo que no se tiene. Valórese usted mismo primero y así podrá valorar mejor a los demás. Adquiera conocimiento, aprenda una habilidad, adquiera experiencia. No sólo estará mejorando, sino que estará aumentando su capacidad para ayudar a los demás.
  • Conozca lo que la gente valora: dedique un tiempo para saber qué es lo que las otras personas aprecian y a lo que le dan importancia.
  • Pregúntese quién añade valor a su vida y a quién le gustaría añadirle valor.
19.  Recuerde las historias de la gente
Deje de contar sus propias historias, más bien escuche la de los demás.
  • Querer saber la historia de una persona es como decirle: “Usted podría ser especial”.
  • Recordar la historia de una persona es como decirle: “Usted es especial”.
  • Recordarle a esa persona aspectos de su historia es como decirle: “Usted es especial para mí”.
  • Repetir la historia de una persona a los demás es como decirle: “Usted debería ser especial para ellos”.
    Tan sólo debe seguir estos tres sencillos pasos: Pregunte, Escuche, Recuerde.

20.  Comparta una buena historia
Las buenas historias generan magnetismo, la gente siempre las disfruta. Pero para que una historia sea buena debe tener:
  • Entusiasmo
  • Animación
  • Participación de la audiencia
  • Espontaneidad
  • Memorización
  • Humor
  • Creatividad
  • Personalización
  • Identificación
    Comparta algo que usted haya experimentado, ponga su corazón en ello y asuma que  
    la gente quiere escucharle

21.  Dé sin condiciones
Esto es un asunto de actitud. Las personas que disfrutan dando sin esperar nada a cambio generalmente exhiben dos características que todos podemos adquirir:
  • Tienen una mentalidad de abundancia: Henri Nowen decía “Cuando no damos por esa mentalidad de escasez, lo poco que tenemos disminuye. Cuando damos generosamente, con una mentalidad de abundancia, lo que damos se multiplicará”. 
  • Ven el cuadro completo: son conscientes de lo que han recibido en la vida y del impacto que tendrán a futuro.
  • Comience por algo tan simple como hacerse el propósito de ser amable y generoso con una persona específica.
22.  Apréndase el nombre de las personas
Recordar el nombre de una persona hará que ella se sienta importante.. esto también puede ayudarla a usted a ampliar su imagen personal, mejorar su estilo y a aumentar su impacto en los demás. Nunca olvide lao que decía Dale Carnegie: “Si usted desea hacer amigos, esfuércese en recordarlos. Si recuerda mi nombre, me estará dando un elogio sutil: me estará indicando que he hecho una impresión en usted. Recuerde mi nombre y al hacerlo me estará dando más valor y un sentimiento de importancia”.
Utilice el método SAVE:
  • S (Say the name): Diga el nombre de las persona al menos tres veces en la conversación.
  • A (Ask): haga una pregunta acerca del nombre de esa persona (por ejemplo, ¿cómo se deletrea?).
  • V (Visualize): Visualice un rasgo físico o del carácter de la persona.
  • E (End): Termine la conversación mencionando el nombre de la persona.
23.  Señale los puntos fuertes de los demás
Un error frecuente en nuestro desarrollo personal es concentrarnos en nuestras debilidades en lugar de potenciar nuestras fortalezas. Perdemos mucho tiempo en eso en vez de maximizar nuestras capacidades. Incluso, cualquiera puede ser las debilidades, los errores y las imperfecciones en otros. Para eso no se necesita tener una habilidad especial. Sin embargo, ver las cosas buenas sí es difícil.
Usted puede pensar lo mejor de los demás, pero si no se los dice, no les va a ayudar. Tome en cuenta que señalar las áreas fuertes subraya lo especial de las personas.
  • La mayor motivación de las personas proviene de sus puntos fuertes.
  • El mejor rendimiento de las personas se da cuando utilizan sus puntos fuertes.
24. Escriba notas de estímulo
Las notas de estímulo tiene un toque especial: alientan, conectan y dan un toque personal, sobre todo cuando las escribe a mano, porque dan un sentido de realidad.
  • Las notas representan una inversión del escritor: Usted no tiene que ser un escritor profesional para hacer una diferencia en la vida de una persona. El sólo hecho de ocupar tiempo en escribir es evidencia de su deseo por invertir en ella.
  • Las notas son recordadas mucho después de que el escritor las haya olvidado: usted no sabe si algo que les escribe a los demás les iluminará durante sus momentos oscuros o los sostendrá durante los momentos difíciles.
25. Ayude a las personas a triunfar
No es necesario ser rico, famoso o talentoso para ayudar a otros a triunfar, sólo necesita dar lo mejor de sí y preocuparse por ellos.
  • Crea en las personas.
  • Concéntrese en el proceso, no sólo en el triunfo
  • Comprenda que cuando usted ayuda otros a triunfar, usted también triunfa.
  • Olvídese de ver la vida como una competencia donde uno tiene que vencer a todos si desea triunfar. Pregúntese a quién podría ayudar y cómo lo haría.
  • Haga un plan de juego: diseñe un curso que los ambos camino a la victoria. Y tenga por seguro que una vez que ayuda alguien a triunfar, tendrá un amigo de por vida.




domingo, 4 de septiembre de 2011

25 maneras de ganarse a la gente (Parte II de III)

9.   Déles el mérito a los demás
Cuando reconocemos el esfuerzo de los demás los haremos sentir tan valiosos como si fueran un millón de dólares. “Recompense a sus empleados mientras el sudor todavía se les ve en las cejas”. Ese es el mejor momento para reconocer el mérito de los demás; cuando la cantidad de trabajo y sacrificio realizado todavía está reciente en sus mentes. ¿Por qué esperar?
Aún mejor; póngalo por escrito. Cuando se le da el mérito a las personas de manera verbal, se les está animando por un momento. Cuando se hace por escrito, se les está animando para toda la vida. Muy adentro de nosotros, todos queremos marcar una diferencia y de vez en cuando necesitamos algo de ánimo. Nunca subestime el impacto que un artículo, una nota pública o personal puede lograr. Lo que le toma a usted tan sólo unos minutos en escribir puede ser algo que inspire a otra persona por décadas. Pero trate siempre de ser sincero, sino las personas se sentirán engañadas.
10.  Dé lo mejor de usted
Generalmente, las personas que son importantes son aquellas que lo hacen sentir importante. Nosotros valoramos instintivamente a las personas que nos valoran. Si usted quiere ser importante para otros, déles importancia. La manera más efectiva de hacerlo es dar lo mejor de sí. Recuerde:
  • Cualquier persona puede ser importante para mí.
  • Cualquier cosa que hagamos puede ser importante.
  • Usted puede ser importante para todos.
11.   Comparta un secreto con alguien
Compartir un secreto con alguien es en realidad cuestión de dos cosas: conocer el contexto de una situación y desear edificar a la otra persona. Mantenga en mente que:
  • Compartir un secreto significa dar información valiosa.
  • Compartir un secreto hace que las personas se sientan especiales.
  • Compartir un secreto hace que los demás se sientan incluidos en su experiencia.
12.   Extraiga el oro de las buenas intenciones
En general uno obtiene lo que espera de los demás. Para obtener lo mejor de las personas trate de seguir estos consejos:
  • Piense bien de las personas.
  • Mire las cosas desde la perspectiva de las personas.
  • Conceda a las personas el beneficio de la duda.
  • Recuerde lo bueno de ellos y no lo malo.
13.   Quite su mirada del espejo
Si usted se enfoca en los demás, se esfuerza por darles lo que ellos necesitan, entonces quitará su mirada del espejo y esa es una forma maravillosa de ganarse a las personas.
Enfocarse en las personas le puede dar energía y una sensación de propósito y complacencia.
14.   Haga por los demás lo que ellos no pueden hacer por sí mismos
Sin importar qué tanto o qué tan poco  tenga, usted tiene la capacidad para hacer por los demás lo que ellos no pueden hacer por sí mismos. La forma exacta de hacerlo dependerá de sus dones personales, sus recursos y su historia. Por ejemplo:
  • Presente a otros a personas que no podrían conocer por sus propios medios: no tiene que ser alguien famoso; a lo mejor un conocido o amigo puede ampliar sus conexiones. Sea el puente entre ellos.
  • Lleve a las personas a lugares donde ellos no podrían ir por sí mismos: es probable que usted tenga la capacidad de darle a alguien una experiencia que parezca inaccesible para él.
  • Ofrezca a los demás oportunidades que ellos no pueden alcanzar por sí mismos: pocas cosas sin más valiosas que una persona preparada para una oportunidad. ¿Por qué? Porque las oportunidades aumentan nuestro potencial.
  • Comparta ideas con aquellos que no poseen las suyas propias: las ideas son las que mueven el mundo. Por eso cuando usted le da a alguien una idea, le está dando un gran regalo. Entre más disfrute las ideas, más saldrán de su cabeza. La creatividad y la generosidad se alimentan mutuamente
La “teoría de la autodeterminación” ha demostrado que apoyar las metas de otras personas cimenta la relación, ya que finalmente usted les está ayudando a alinearse consigo mismos.
15.   Escuche con el corazón
Woodrow Wilson decía “El oído del líder tiene que vibrar con las voces de la gente”. Enfóquese en las personas, no solo en las ideas que expresan.
  • Destape sus oídos: aléjese de esas barreras potenciales que son las distracciones, la actitud defensiva, la mente cerrada, la proyección, las suposiciones y el orgullo.
  • Escuche con dinamismo: no oiga con pasividad, escuche con acción.
  • Escuche para poder entender: la causa fundamental de casi todos los problemas de comunicación es que la gente casi nunca escucha para poder entender, sino que escucha para poder contestar.
  • Olvídese de dar su opinión y utilice su energía para comprender la posición de la otra persona. Pregúntese cómo puede comprender mejor lo esta persona está sintiendo y diciendo.
16.   Encuentre la llave que abre los corazones de los demás
Peter Drucker expresó que “Dirigir a las personas es como dirigir una orquesta. Hay muchos músicos e instrumentos diferentes que el director debe conocer a fondo”.
  • Acepte el hecho de que la gente es diferente: no caiga en la trampa de creer que todos deben ser como usted.
  • Encuentre las llaves a los corazones de los demás haciendo preguntas: averigüe cuáles son sus sueños, qué los hace llorar, qué los hace cantar, cuáles son sus valores, cuáles son sus áreas fuertes y cuál es su temperamento.
  • Establezca puntos en común los buenos líderes, los comunicadores y las personas carismáticas siempre encuentran algo en común con las personas con las que hablan.
  • Acepte que, con el tiempo, la gente cambia: aunque se sintonice con el corazón de las personas, recuerde que esto no es suficiente. El tiempo cambia todas las cosas, hasta el corazón humano.
  • Mantenga una conversación continua con los demás, comuníquese a nivel emocional.
  • Esté atento a los indicadores de cambio en la vida de una persona: etapas  de sufrimiento, aprendizaje y capacitación.
Una vez que haya encontrado  la llave, debe actuar con integridad, porque esa persona le ha confiado algo de gran valor.



martes, 9 de agosto de 2011

25 maneras de ganarse a la gente (Parte I)

Hablando de diferentes temas y con distintas personas esta semana, el común denominador ha girado en torno a la actitud que como personas tenemos al establecer relaciones con los demás. A algunos se les dificulta por el entorno, a otros por conflicto de personalidades o hasta de intereses; mientras otros simplemente pareciera que carecen de habilidades para socializar o vincularse con quienes les rodean.
Mientras las conversaciones resonaban en mi cabeza, recordé un libro súper práctico y acertado que nos presenta algunos tips para mejorar nuestras actitudes hacia las demás personas. “25 maneras de ganarse a la gente” de John C. Maxwell es casi como un manual condensado de liderazgo o de relaciones públicas aplicable a todos aquellos que quieran ser líderes, ganar adeptos, ser agentes de cambio o simplemente dejar una gran impresión. Así que te interesa mejorar estas habilidades, en esta primera entrega podrás encontrar los primeros ocho consejos resumidos en el párrafo principal de cada capítulo:
1.  Empiece con usted
Si usted quiere ganarse a la gente, usted mismo debe ser un ganador o, al menos, alguien que va camino a serlo. Aprópiese de su valor como persona ganadora: acepte su propio valor personal, auméntelo y esté seguro de quién es usted. Olvídese de cualquier cosa que lo haga sentir inseguro y haga una lista de cosas que usted mismo puede mejorar.
2.  Practique la regla de los 30 segundos
Diga algo alentador a una persona en los primeros 30 segundos de una conversación. Esto la motivará y la hará sentir mejor, y cuando las personas se sienten mejor, actúan mejor. Las palabras amables tienen un gran poder: dan atención, afirmación y aceptación. Si usted desea causar una impresión duradera y positiva, olvídese de buscar formas que lo hagan lucir bien. Más bien, busque formas para hacer que los demás luzcan bien.
3.  Hágales saber a las personas que usted las necesita
No importa los éxitos que haya alcanzado ni cuán importante sea, lo que usted realmente necesita es a la gente. Es por eso que tiene que hacerles saber que no podía triunfar sin ellos. Por otra parte, todo ser humano desea tener una vida con sentido. Todos deseamos saber que se nos necesita y que lo que ofrecemos a los demás es de valor, y cuando esto pasa nos volvemos más creativos y productivos. Olvídese de cualquier actitud arrogante; hacerle saber a los demás que los valoramos es una señal de seguridad y fortaleza.
4.  Cree un recuerdo y vaya a él con frecuencia
No hay muchas cosas que puedan unir a las personas como lo es un recuerdo compartido. Si quiere crear recuerdos con sus allegados, invierta tiempo en ellos; los recuerdos surgen con quienes pasa la mayor parte del tiempo, así que esfuércese y sea creativo.
5.  Elogie a las personas en público
La forma más directa y fundamental para ganarse a las personas es elogiarlas con una palabra positiva, sincera y significativa. Es esencial que aprenda a dar cumplidos enfrente de otros al igual que individualmente. Al trabajar con la gente, recuerde que cada persona lleva un anuncio invisible colgando del cuello que dice: “¡Hágame sentir importante!”. Elogie a la gente en público tanto como pueda.
6.  Déle a los demás una reputación que tengan que mantener
Cuando usted le da a alguien una reputación que debe mantener, le está dando a esa persona una meta que tiene que alcanzar; algo que está más allá de lo que es ahora. Cuando les habla de potencial, les está ayudando a que “jueguen con orgullo”. ¿Por qué es tan importante esto? Porque la gente irá más lejos de lo que pensaba si alguien a quien ellos respetan les dice que lo pueden lograr. Además, no hay nada que le dé a la gente más confianza que ver que alguien que ellos respetan se arriesga por ellos. No solamente se les fortalecerá emocionalmente, sino que eso será un recurso en su camino hacia el éxito. Un último consejo: olvídese de los fracasos de una persona en el pasado y enfóquese en su potencial en el futuro.
7.  Diga las palabras en el momento correcto
Las palabras tienen un poder increíble. Pero decir las palabras adecuadas no es suficiente. El momento de decirlas también es crucial. George Sala –periodista británico del siglo XIX decía que debemos esforzarnos “no solamente a decir lo adecuado en el momento correcto, sino algo más difícil: A no decir lo inadecuado en un momento tentador”.
Sea sensible al momento y al lugar: ponga atención al contexto.
Dígalo de corazón: no es sólo lo que dice ni cuándo lo dice sino también cómo lo dice.
Olvídese de lo que quiere decir y enfóquese en lo que la otra persona necesita escuchar.
8.  Aliente los sueños de los demás
Una palabra inadecuada puede destrozar el sueño de una persona; en cambio, una palabra adecuada puede inspirar a esa persona a que siga tratando de hacer de su sueño una realidad.
Si alguien lo considera a usted tan importante como para compartirle sus sueños, póngale atención y recuerde esto mientras anima a esa persona:
Comprenda que los sueños son frágiles.
Animar a otros para que vayan tras sus sueños es darles un regalo maravilloso.
La gente mantendrá sus sueños una vez que se realicen.
Olvídese de criticar el sueño de otra persona. Más bien identifíquese con su visión y su deseo de alcanzarlo. Entre más lo haga, más personas compartirán sus sueños y más oportunidades tendrá para ver esos sueños florecer.


Próximamente continuaremos con el segundo set de tips =D.



lunes, 1 de agosto de 2011

Ese spam propagandístico de la crítica costarricense


Escribo este blog contestatario porque ya me harté de oír tantas críticas hacia nuestra Presidenta y su Gobierno y a nuestra situación actual como país y como sociedad. Este definitivamente no es mi estilo. No es que no me queje; lo hago y a menudo, pero lo hago sobre aquellas cosas que verdaderamente me provocan malestar y no sólo por seguir la corriente de lo que algunos quieren que piense.
Así como muchas personas se quejan de los mensajes comerciales a los celulares, de las llamadas de las emisoras de tarjetas de crédito y de las portadas y titulares de un conocido diario nacional, yo hoy me quejo de ese spam tan molesto y mediocre que es la frase banal de “este gobierno no tiene rumbo, no hay liderazgo y las instituciones del Estado no sirven para nada”. Honestamente estoy harta de la cultura del “pobrecito”, de la victimización, de que la culpa la tengan otros, de que critiquemos y critiquemos y critiquemos, y no veamos nuestros propios errores.
Yo, particularmente, estoy cansada de que en este país la gente tire la piedra y esconda la mano; de que queramos seguir viviendo en un Estado paternalista que resuelva todo y nos sirva las soluciones en bandeja de plata (y si se puede en una de oro, mejor); de una sociedad que critica y no propone... De una mentalidad propagandística, fatalista y acomodaticia. ¿Hasta cuándo podremos sobrevivir con esta mediocridad?
Queremos justicia social en tanto no nos toquen nuestro bolsillo (¿Impuestos? ¿Para qué?), abogamos por penas más duras y castigos más altos a los borrachos al volante que acaban con vidas de personas tranquilas, pero alabamos la cultura del güaro y nos olvidamos del chofer designado. Porque claro está, el borracho siempre es el otro… nunca yo. Queremos austeridad y control en las entidades estatales, pero en casa hasta el chiquito de 12, 10 u 8 años debe tener un teléfono celular (ojalá smartphone, pues es preferible que no maneje el 75% de sus capacidades a que el “pobrecito” sea el único sin teléfono en su clase de la escuela). Queremos que los homicidas tengan su merecido, pero nos ahorcamos solitos promoviendo derechos humanos para todos cuando algunos verdaderamente no los merecen (¿o es que el psicópata violador y asesino de niñas merece vivir en una celda por el resto de sus días en vez de ser torturado hasta que suplique por su propia existencia? ¿No les parece demasiado lujo?).
Queremos mejores empleos y mejores oportunidades, pero en desde el primer grado de la escuela hasta el undécimo de colegio los estudiantes prefieren estar recitando y aprendiendo el verbo “To Be” por once años antes que aprendérselo, porque qué pereza. Y aprender reglas de ortografía y algunas fórmulas de matemática es visto como algo aburrido o difícil, pero cuando se presenta la oportunidad de trabajar en una empresa lo mejor es quedar en ridículo ante las oficinas internacionales, “porque no me acuerdo de lo que me enseñaron en el cole”.
Queremos personas capacitadas en la Asamblea Legislativa, pero nos interesamos por los candidatos hasta que estamos en las urnas electorales y debemos marcar esa papeleta con una equis. Despotricamos contra el Poder Ejecutivo lo que debiera hacer el Legislativo (ni sabemos qué responsabilidades le corresponden a quién). Queremos liderazgo pero no tenemos ideales. Porque señores, ni mi generación ni la anterior conoce lo que es una persona con rasgos de auténtico líder, ni político, ni deportivo, ni artístico. Líder es quien con sus acciones logra seguidores que repliquen sus intenciones, no quien debe poner orden autoritariamente.
Y yo pregunto, ¿es achacable el 100% de la culpa a este gobierno de año y dos meses por todas las angustias y penas que vivimos hoy? Aquí se hace huelga porque se quiebra un lápiz, se pierden suministros, recursos, tiempo y oportunidades en muchos campos (comencemos por nuestras casas y oficinas). La mentalidad de "eso no me toca a mí" y "mejor no me meto en eso" es lo que nos tiene en la crisis social en que estamos. El miedo a hacer lo correcto, o al menos a hacer algo, es el verdadero culpable. Otros -desde hace años- dejaron pasar errores y horrores en las instituciones y ministerios del Estado y ahora que revientan es muy fácil culpar a quien esté a cargo.
Es muy fácil venir a quejarse hoy, después de que varias generaciones hemos disfrutado las mieles del Estado proteccionista y paternalista que nos heredaron los próceres de la Patria. Hoy, es más fácil echarle la culpa a otro que sacar un tiempito para ver cómo podemos aportar una idea que pueda contribuir a alejarnos del precipicio. Hoy, a pesar de tantas oportunidades y recursos disponibles, preferimos seguir viviendo en la Costa Rica sedentaria y pasivo agresiva –nunca pacífica- donde somos mejores que el resto de Centro América y mejores que nuestros propios gobernantes.
Todo lo que quiero decir es que el rumbo del país no está sólo en manos del gobierno, eso sería seguir viviendo con mentalidad paternalista en la era de la globalización. Aquí y ahora, la pregunta es ¿qué hace cada uno para cambiar el rumbo en el que estamos? O mejor, ¿qué hago yo para que el futuro sea mejor que el presente?  Esa es una simple pregunta que aporta y edifica más que la hiriente piedra que lanzamos. Ya basta de comentarios propagandísticos y epidémicos; la vacuna está en cada una de nuestras manos.
Perdónenme si escribí con el hígado, pero ya no puedo ocultar más mi malestar.




 

martes, 26 de julio de 2011

Cuatro acuerdos para una vida ética

¿Alguna vez te has preguntando si actuás con ética hacia vos mismo?
A menudo escuchamos que los seres humanos debemos actuar con ética ante las diferentes circunstancias que nos presenta la vida. Nos bombardeamos con ideas sobre la importancia de ser justos, ecuánimes y  asertivos, y sin embargo, por lo subjetivo del concepto, son pocas las personas que logran definir qué es ética y mucho menos definir un código de conducta individual. Pues bien, en su libro “Los Cuatro Acuerdos”, Miguel Ruiz propone cuatro convenios muy puntuales que podemos asumir con nosotros mismos para alcanzar la tan anhelada libertad y la ética personal de una manera muy simple.
Este escritor y médico mexicano de origen tolteca explica que el verdadero control de la vida se logra cuando nos comprometemos con la transparencia. Y ser transparente implica ser íntegro y asertivo. ¿Pero cómo llegar a esa condición en el plano personal y profesional simultáneamente? He aquí estos cuatro principios de fácil aplicación y alto compromiso:
1.  Sé impecable con tus palabras: hablá con integridad, decí lo que pensás y utilizá la energía de las palabras en dirección a la verdad. El poder de las palabras crea o destruye vínculos; usálas con cuidado.
2.  No tomés las cosas a nivel personal: lo que otros digan o hagan no es culpa tuya. Cuando te volvés inmune a las acciones y opiniones de otros, evitás convertirte en víctima de sufrimientos innecesarios. Si te tomás las cosas personalmente te estás inyectando un veneno letal.
3. No asumás: un acuerdo simple que puede transformar tu vida. Comunicate tan claramente como puedas, preguntá lo que necesitás saber y expresá lo que querés decir. Sé asertivo y no des cosas por sentado, esto te ahorrará muchos dolores de cabeza.
4.  Haz tu mejor esfuerzo siempre: evitarás el auto-juicio, el auto-abuso y la culpa. Ese esfuerzo te llenará de intensidad y productividad.
Aplicar estos cuatro acuerdos con frecuencia simplificará muchas de las decisiones y acciones que tenemos que ejecutar en nuestra labor como comunicadores. Sí es cierto que aunque son sencillos, requieren esfuerzo para implementarse con constancia (pues es muy fácil claudicar en el intento), pero a la postre significan un profundo beneficio no sólo para nuestros clientes, sino también para nosotros como individuos. Lo recomendable aquí es iniciar de adentro hacia afuera: si actuamos con ética hacia nosotros mismos será mucho más práctico ser éticos con los demás. Por eso, adoptemos estos consejos y hagamos de la ética un estilo práctico de vida que prepondere el autorespeto y la confianza en todas las direcciones.


Oprah & Don Miguel Ruiz Illuminate Life's Four Agreements: Be impeccable with your word

Don Miguel Ruiz Illuminates Life's Four Agreements: Don't take things personally

Don Miguel Ruiz Illuminates Life's Four Agreements: Don't make assumptions










miércoles, 20 de julio de 2011

Cambiando el mundo una sonrisa a la vez

Ahora que los tiempos son tan convulsos y vemos sangre por todos lados, oímos golpes y gritos a escasos metros, y el ambiente huele a putrefacción cada kilómetro, me he puesto a pensar un poco en lo necesario que es marcar una diferencia del y en el resto de la sociedad.
Casi todos los días en algún lugar nos recomiendan ser agentes de cambio y de influencia, pero suponemos que para lograrlo debemos ser genios –o magnates- para aportar soluciones que nos saquen del tercermundismo, o ser megaconocidos para lograr transformar el comportamiento de un grupo significativo de personas. Pero lo cierto del caso es que no se necesita más que voluntad para aportarle algo diferente al mundo.
Con pocas y sencillas acciones podemos detonar cambios de actitudes en cuestión de segundos, o cambiarle el día a alguien, o hasta hacer memorable un segundo que agonizaba en el olvido. Tan sólo debemos preguntarnos: ¿Qué puedo hacer para combatir la indiferencia? ¿Cómo me alejo de tanta irrelevancia?
Estas son preguntas que todos deberíamos hacernos a diario si verdaderamente nos importa nuestro futuro y si tenemos suficiente respeto por nuestra propia dignidad. Les aseguro que si logramos responderla al final del día, estaremos demostrando que podemos marcar un cambio en nuestra actitud y en la de quienes rodean. Sin embargo, nuestras respuestas requieren que asumamos un compromiso personal hacia adentro y hacia fuera de nosotros mismos.
Por eso decidí formalizar mi compromiso con la humanidad; hoy, aquí, ahora. En este momento me comprometo a dar lo mejor de mí como persona. Mi compromiso es ser feliz y hacer que los demás sonrían al menos una vez al día. Lo hago porque creo infinitamente en el poder de la risa y la sonrisa. No es que haya decidido ser comediante, aunque muchas veces pareciera que me tomo la vida como si fuera un chiste. Lo que pasa es que -a fin de cuentas- la felicidad es un estado mental precedido por una decisión, y yo decido que a pesar de toda la negatividad que nos envuelve, es mi responsabilidad sentirme bien y esforzarme por contagiar de buena vibra a quienes estén a mi lado aunque sea por unos breves minutos. Que sonrían por una broma, por una mueca, por un saludo, por un gesto, por un abrazo… por lo que sea, pero que sonrían, pues la sonrisa es un ejercicio para el rostro, para el cuerpo y para el espíritu.
También estoy comprometida con el optimismo y lo he adoptado como estilo de vida. Confío en las buenas intenciones y sé que las actitudes positivas pueden convertirse en una epidemia beneficiosa si tratamos de difundirlas con ahínco. Creo que una pequeña acción -como una sonrisa- puede iniciar un efecto dominó que a su vez provoque efectos colaterales positivos en nuestra gente. Aparte, no cuesta nada y podemos lograr cambios significativos.
Nuestro mundo se está reduciendo a un hábitat sin armonía ni humanidad. Vivimos en una incesante y paradójica aceleración monótona que nos envuelve día a día, y perdemos de vista el horizonte. Nuestras prioridades se disfrazan de importancia y urgencia y en realidad no son más que irrelevancias. Así que los invito a que hagamos un fugaz monitoreo de nuestra existencia y examinemos qué podemos hacer diariamente para rescatar nuestra dignidad y para evitar una “vida” en depresión crónica. Vale la pena el intento.






martes, 19 de julio de 2011

A propósito de nuestra sociedad putrefacta

Para quienes desean un análisis gráfico, instantáneo y magistral de nuestro entorno social, aqui les dejo una colaboración de mi querida amiga Nadia =D.

¡Disfrútenlo y medítenlo!


Quino y la actual educación familiar


Quino, el caricaturista argentino autor de Mafalda,
desilusionado con el rumbo que está tomando el mundo
en cuanto a valores y educación,
expresó su sentimiento al respecto.

La genialidad del artista produce una de las mejores criticas
sobre la educación de los hijos en los tiempos actuales.







lunes, 7 de febrero de 2011

En un asiento del bus... entendí que el mundo quiere hablar


Hoy no voy a escribir sobre lo que han escrito otros. Tampoco voy a referirme a algún asunto de actualidad. Hoy simplemente voy a unificar dos deseos en un proyecto que espero algún día pase de la ilusión con que hoy nace.

Siempre me he quejado de que me molesta la gente… de que a veces siento como que no encajara con la sociedad moderna… de que a pesar de mi edad vivo en una paradoja con las satisfacción de los viejos y con la energía de los jóvenes.

Pero por otra parte, es ciertísimo que me encanta conversar, casi con quien sea, mientras el tema no sea banal, porque yo no sirvo para superficialidades.

Hoy mientras viajaba en el bus de ida hacia el trabajo, un muchacho me entregó un librito con selecciones de pasajes bíblicos mientras me decía “Para que lo lea en el camino”. Y aunque no soy religiosa, pensé que era una manera bonita de empezar el día. ¡Qué agradecida quedé con él porque me inyectó positivismo! No lo leí inmediatamente porque llevaba otras cosas en la cabeza, pero sí procuré guardarlo cuidadosamente para poder dedicarle tiempo en casa.

¡Pero qué coincidencia! Cuando vengo de regreso en el bus hacia mi casa, un señor de 77 años –porque me lo dijo él mismo- me ofreció cálidamente el asiento que estaba a su lado y me dio la bienvenida al viaje. Pintoresco y afectivo. Esa es la descripción de la escena. Más que su amabilidad, fue su prestancia la que me inspiró confianza; saco y boina negra; elegante y distinguido; el porte de un académico. Tardó algunos minutos en dejar la revista que venía leyendo, cuando empezamos a conversar. Bastaron unos 15 minutos para que pasáramos de la explosión demográfica, a la dignidad humana, a la política y a una reseña de nuestro pueblo de nacimiento. 15 minutos que yo deseaba fueran un par de horas, o que por lo menos me rindieran hasta llegar a la terminal, pero mi parada estaba a mitad del camino… con pena tuve que dejar nuestra plática, pero agradecida le estreché la mano que me extendió en señal de despedida. Y nuevamente bajé del bus con una gran sonrisa y con los pulmones cargados de satisfacción y deseos de aprender.

Este par de acontecimientos que justamente hoy coinciden me han puesto a pensar –y a desear- que sería muy bonito y útil poder lograr un espacio donde las personas mayores puedan compartir sus experiencias y conocimientos con quienes queremos conocerles y seguir su legado. Sueño con que ese espacio sea más que un centro de estudio o centro diurno, yo quisiera que fuera un lugar donde entre café y chorreadas pudiéramos escucharles hablar de sus vivencias, de sus experiencias, y de sus expectativas. Y también sueño con que la gente pueda conocer a Dios, en la denominación religiosa que sea, para que logre maximizar el disfrute de sus días, pues Él es la única y verdadera compañía. Así como ese muchacho me pasó un librito cargado de mensajes de fe, pero sobretodo cargado de esperanza de que yo lo utilice, así deberíamos transmitirle al mundo entero que aún podemos vencer al miedo con sólo vestirnos de actitudes constructivas.

Mi ilusión también es personal, porque quisiera poder plasmar esas vivencias de estas personas en un texto para la posteridad. Un documento que los inmortalice no por filósofos, ni estadistas, ni celebridades, sino por ser seres humanos de carne y hueso con una visión de mundo muy propia. Me encanta escribir, ese no es un secreto, pero quisiera que esa escritura fuera un medio para poder eternizar a esas personas que tienen tanto qué decir y compartir con una sociedad no sabe cómo detenerse a escuchar.



jueves, 20 de enero de 2011

Mercadotecnia y Humor; Glosario Sintético

Definiciones simpáticas, claras y esclarecedoras de términos comunes, basados en el marketing femenino:


  1. Ves a un hombre en una fiesta, te le acercás y le decís “Beso muy bien”. Esto es marketing directo.
  2.  Estás en una fiesta con un grupo de amigas y ves a un tipo muy atractivo. Una de tus amigas se acerca a él, te señala a vos y le dice: “Ella besa muy bien”. Esto es publicidad.
  3. Ves aun hombre en una fiesta. Te le acercás y le pedís su número de teléfono. Al día siguiente lo llamás y le decís: “¡Hola! Beso muy bien”. Eso es telemarketing.
  4. Estás en una fiesta y ves un tipo muy atractivo que conocés. Te acercás a él, le refrescás la memoria y le decís: “¿Te acordás que beso muy bien?”. Esto es Customer Relationship Management (CRM).
  5. Estás en una fiesta y ves un tipo muy atractivo. Te levantás, te arreglás el vestido, te acercás a él, le servís una copa, le ofrecés un cigarrillo, admirás su traje, le dices lo bien que huele, le arreglas la corbata, y rozando su brazo le decís: “A propósito, beso muy bien”. Eso son relaciones públicas.
  6. Estás en una fiesta, ves un tipo muy atractivo, te acercás a él y le decís: “Beso muy bien”, y además le guiñás un ojo. Eso es merchandising.
  7. Estás en una fiesta y ves un tipo muy atractivo. Él se acerca a vos y te dice: “Me han dicho que besas muy bien”. Esto branding, reconocimiento de marca.
  8. Estás en una fiesta y tus ojos se posan en un hombre. Te acercás y lo convencés de que invite a salir a tu mejor amiga. Esto es representación de ventas.
  9. Tu amiga no le gusta y él te llama a vos. Esto es soporte técnico.
  10. Al volver a casa en tu auto luego de asistir a una fiesta, te das cuenta de que podría  haber muchos hombres en cada una de las casas que vas viendo en el camino. Te detenés, bajás del carro y en medio de la calle gritás a todo pulmón: “¡¡¡BESO MUY BIEN!!!”. No lo hagás; esto es SPAM.
  11. Estas en una fiesta. Un tipo se acerca a vos y te dice: “Beso muy bien. Soy muy bueno en la cama, y aguanto toda la noche sin parar”. ¡Cuidado! Eso es publicidad engañosa.
Fuente: Selecciones, Reader’s Digest (Mayo 2007). Humor en la Red. p.144.
Incluye adaptación de algunos términos.
Ahora sí, después de un poco de humor, los términos verdaderos. Podés encontrarlos en Glosario de Términos de Mercadotecnia http://www.infosol.com.mx/espacio/cont/glosario/menu.html