domingo, 31 de marzo de 2013

La debacle educativa de un pueblo en desarrollo


Imagen tomada de Biblioteca IES Albujaira


Tengo que decirlo. Estoy decepcionada del MEP. Decepcionada y alarmada, porque las últimas noticias solamente me indican que la preocupación no se centra en la calidad educativa, la formación del estudiante y el futuro del país. En mi opinión, con la pseudo educación que reciben los estudiantes hoy llegaremos a muy poco (si es que llegamos a algo).


Para mí, este último punto ya es el colmo. No puede ser que posterguemos tanto el aprendizaje y abracemos la alcahuetería, en lugar de acelerar y optimizar el fundamento básico del crecimiento y de la alfabetización para que todos los demás procesos sean fluidos y efectivos. 

Por experiencia, sé que lo que tarda en aprenderse con seguridad se aprende mal, porque no hay unidad, ni consecuencia, ni integralidad. No se trata de aprender a la carrera, porque así tampoco se aprende, sino de usar un tiempo prudencial y efectivo para fundar las bases. 

Hoy no tenemos los maestros y profesores que enseñaban por vocación, que estudiaban día con día para nutrirse más y poder formar individuos autónomos que contribuyeran a sus familias y a su país. Hoy, la gran mayoría de educadores espera las asambleas del gremio para evitar dar clases, sea porque se van de vacaciones o porque prefieren estar en otro lugar que en la clase.

Antes, a los estudiantes les daba pena ir a "a las olimpiadas en vacaciones", porque eso demostraba que uno "no le puso las ganas suficientes" en el momento correcto para ganar las materias y pasar de grado. Y los pocos compañeros que de verdad tenían alguna dificultad para aprender, de verdad que se esforzaban para poder disfrutar sus vacaciones tranquilos y con orgullo (muchos sólo ocupaban un punto para pasar, pero su récord de responsabilidad era prueba fehaciente de que la tenacidad lo puede todo). Pero ahora... ahora continuamos con la mentalidad de ampliar las "ayudas" que brinda el estado paternalista para "salvarnos la tanda", en vez de buscar sistemas de mejora continua y sostenida, que acrecienten la calidad de nuestros conocimientos. ¿De verdad estaremos progresando? ¿Los altísimos índices de alfabetización que tiene nuestro país de verdad reflejan una educación sólida?

Yo no sé en qué momento la educación perdió valor. De pronto, el "déficit atencional", el egoísmo y la soberbia ganaron campo y se convirtieron en la norma en cada institución. Los papás dejaron de revisar tareas y cuadernos y los maestros dejaron de ver su profesión como una de las más dignificantes y trascendentales del orbe. 

Ante esta última atrocidad de ampliar el periodo de aprendizaje de la lectura y escritura, yo me pregunto: ¿dónde quedan las tendencias, los avances y las herramientas para promover y estimular la lectura y la escritura a edades tempranas? ¿Son acaso ajenas a nuestro país? ¿Y si se implementara un método en el cual se involucrara a los padres defamilia para trabajar una enseñanza en conjunto, digamos una tarjeta de registro con el tiempo de lectura y avance de alfabetización? ¿Y si se pudiera dar un incentivo a la familia que ayuda a sus hijos a aprender a leer y a escribir? ¿Y si gastáramos menos tiempo leyendo sobre vampiros, 50 sombras y comunidades de anillos y regresáramos a la lectura de los autores costarricenses con los que se aprende no sólo lengua y literatura, sino costumbrismo e historia? 

De mi parte, sólo puedo decir que si tuviera un hijo me daría lástima enviarlo a educarse a un sistema tan "subversivo" como se hace llamar el actual. La educación no tiene porqué ser aburrida, tradicionalista o esquemática. Simplemente requiere de una innovación bien pensada, que genere resultados y catapulte al crecimiento individual y colectivo, no a un estancamiento en tiempos donde el mundo avanza aceleradamente y requiere de nuevas fuerzas inspiradas e inspiradoras para generar un cambio positivo en nuestras sociedades.

Y por si fuera poco, acá queda otro tema que aviva la preocupación: MEP contrata a ciegas a maestros y profesores : “Ni un examen para evaluar conocimiento, ni una entrevista. Un título universitario basta para que un docente llegue a ser contratado por el Ministerio de Educación Pública (MEP) con la misión de enseñar en escuelas o colegios. Así, un educador con formación universitaria deficiente y poca aptitud tendrá las mismas condiciones y salario que aquel que domina la materia y sabe enseñarla. La diferencia la “pagarán” los estudiantes, quienes no aprenderán de la misma manera.".

¿Adónde iremos a parar? ¿Adónde?




 







sábado, 30 de marzo de 2013

Una lengua en el olvido


Sé que muchos compartirán mi pesar cuando escuchan o leen expresiones gramaticalmente incorrectas, sobre todo si vienen de alguna persona profesional. Lamentablemente muchas personas son hablantes nativas de un idioma y no lo conocen; no lo cultivan. Sin embargo, para mí, lo más reprochable es darme cuenta de que esas faltas ortográficas y gramaticales provienen de un comunicador, llámese periodista, relacionista público, mercadólogo, publicista o peor aún, de un docente (que a fin de cuentas debe transmitir un mensaje de conocimiento).

Y no me refiero a los famosos "typos" o "dedazos", porque la verdad es que ninguno de nosotros se escapa de ellos. Las malas digitaciones pueden deberse a veces por movimientos involuntarios de las manos, por una vista cansada o deficiente, por la premura de redactar y entregar un escrito o hasta por la emoción que nos provoca expresarnos. Para combatir estas fallas lo ideal es realizar una lectura detenida del texto una vez finalizado, para comprobar su comprensión y certeza. Me refiero a los horrores que vemos publicados en medios de comunicación y redes sociales donde quienes deberían dar cátedra de una comunicación impecable y correcta se contagian de la vagabundería y la complacencia de escribir mal. Y es que una cosa es abreviar por cuestiones de tiempo, urgencia y costos, y otra muy diferente, aprovecharse de esos recursos para escribir regularmente, con palabras cortadas, claves, mayúsculas, y demás atrocidades que sólo provocan ganas de dejar el texto y devolver al autor a primer grado.

Sólo para dar un par de ejemplos: hace algunos días vi en Facebook un comentario de una maestra de escuela que se alegraba porque estaba "de vacasiones" (sic, sí así con S), y recuerdo el periódico que no hace más de un año tituló en primera plana "Compermiso", a raíz de un juego de fútbol. Y lo que es peor, leer noticias donde el sujeto es separado del verbo con una coma (error imperdonable del Español 101 de Primaria) para insertar pausas que deben darse en la entonación de la lectura, evidenciando así un desconocimiento del autor por las bases ortográficas y un irrespeto a la capacidad de lectura del receptor.




Estas cosas son para mí inaceptables, porque en tales niveles debería existir un conocimiento fundamentado del idioma, y lo que es más alarmante, ni siquiera usan los filtros disponibles a su alrededor (correctores de ortografía y de estilo) para verificar el uso correcto del idioma y la comprensión de los textos.

Otro apartado doloroso es la ambigüedad de la redacción. Esa dolencia que muchos miran con desdén porque da pereza leer, releer y repensar la idea si fuese necesario. Quizá yo me mortifico con estos elementos y detalles por mi formación lingüística, que me enseñó a hablar y escribir lo más claro posible para que el interlocutor/lector pueda entender sin obstáculos; o porque soy traductora y me enseñaron a pensar en la audiencia; o porque amo el buen verbo desde que aprendí a leer a los cinco años. No lo sé. Pero lo que sí sé es que aunque el idioma evoluciona existen reglas gramaticales y ortográficas, signos de puntuación, semántica y morfosintaxis que tienen una razón de ser y un propósito en la lengua y que deben ser utilizados por los comunicadores y formadores sin excepción. Y en tiempos donde los manuales de la Real Academia Española son tan asequibles en versiones impresas, digitales, web y aplicaciones móviles es inconcebible que tengamos que leer -y ver- heridas al idioma, que sólo perpetúan su detrimento y devaluación.






La aplicación móvil del Diccionario de la Real Academia Española para iPhone y iPad es gratuita. 
Así que nada le cuesta consultar antes de publicar.




miércoles, 27 de marzo de 2013

El humano 3.0: el nuevo ser humano

Hace un par de semanas asistí a la tercera edición del Festival Internacional de Diseño (FID 3) y tuve la gran oportunidad de escuchar ideas maravillosas acerca de la creatividad y la ejecución de las ideas. Pero quizá la presentación más importante que presencié fue la de la publicista brasileira Fernanda “Fefa” Romano (@fefaromano), quien con su verbo cálido y libre convenció a toda una audiencia de 2000 personas de que el ser humano del tercer milenio es un individuo colectivo, por paradójico que esto parezca.

Desde hace varias décadas, el discurso imperante que escuchamos en los medios de comunicación informativos y de esparcimiento nos dice que el hombre se ha convertido en un ser egoísta e individualista, mucho en parte a la gran industrialización y comercialización que nos rodea y nos moldea. Sin embargo, el surgimiento de las redes y medios sociales nos vienen a demostrar que en realidad la sociedad está humanizándose nuevamente, contra todo vaticinio.
Casi todos hemos experimentado cómo la socialización cara a cara ha disminuido en contraste con la interacción tras la pantalla, sobre todo ahora que los dispositivos móviles permiten una interconexión permanente y omnipresente. En contraposición a esta tendencia, Fefa vino a abrir nuestra mente y a explicarnos que en realidad este sentir bien puede ser malinterpretado ¿y por qué no?, hasta mal intencionado-.

En una ponencia sencilla pero magistral, la brasileira presentó una ecuación social de nuestra actualidad:
PIN + LIKE + COMMENT + SHARE

Y que a su vez envuelve la participación de tres grandes actores:
COMUNICACIÓN + VOS + YO

Una fórmula que demuestra que nos encontramos ante una nueva humanidad interconectada que comparte socialmente, gracias a los likes, shares, y comments que nos permiten expresarnos, interrelacionarlos, actuar e incitar a la participación colaborativa.
Desde el punto de vista de la comunicación, Fefa nos sugiere que los comunicadores (llamémonos periodistas, relacionistas públicos, publicistas, diseñadores, etc.) somos también historiadores, pues registramos la actualidad, y como tales, debemos tener una perspectiva ante los hechos y la evolución de la sociedad. Hoy, el ser humano ha adquirido un nuevo sentido, una nueva sensibilidad que lo lleva a preocuparse por el resto de la humanidad y por lo colectivo y hace uso de los nuevos superpoderes que le convierten en héroe; esos superpoderes que se llaman Facebook, Twitter, Blogs, YouTube, Vimeo y demás, que permiten denunciar injusticias, promover la solidaridad, señalar incoherencias, levantar la voz y tantas otras acciones en favor del bien común, y en ocasiones especiales, del semejante.

En palabras de la propia Fefa, la sociedad conectada controla el planeta mejor que los políticos. Las herramientas con que contamos hoy constituyen una oportunidad para mejorar el mundo; el desafío es comprender la diferencia entre una idea y su aplicación. Buenas ideas tenemos a diario, el problema es ejecutar algo apropiado para realizar esas ideas. Y para que esta ejecución sea exitosa y logremos un cambio, debemos activar el colectivo. ¿Cómo? Hablándole a la gente a un nivel individual acerca de temas colectivos, porque lo colectivo implica gente actuando, y la tecnología hoy permite esa acción.


Fernanda “Fefa” Romano es una creativa de la publicidad en Internet. 
Ha sido incluida entre “Las 100 mujeres más influyentes de la publicidad”, publicada por Advertising Age. También ha sido reconocida con un Gran Prix Cyber Lion, selección en TED’s Ads (Ads Worth Spreading) del caso “Let’s Colour” para su cliente AkzoNobel (Dulux).






lunes, 25 de marzo de 2013

Mapa para Alcanzar los Sueños

Con frecuencia pensamos en ideas maravillosas que nos llenan de felicidad y esperanza. Muchas esas ideas cumplen un rol importante en nuestra satisfacción personal, pues van más allá del simple hecho de alegrarnos el día: nos mueven hacia un objetivo específico, hacia un propósito en nuestras vidas. 

Sin embargo, es normal que dejemos esas ideas de lado porque creemos -o nos hacen creer- que nuestros sueños son imposibles de alcanzar, que no son más que castillos en el aire. Pero lo cierto es que, sin ninguna duda, debemos trabajar con esfuerzo y convicción por alcanzar eso que mueve nuestro corazón y que nos llena de energía con tan sólo pensarlo. 

Por eso, aunque hace ya varios años que leí "¡Vive Tu Sueño!" de John C. Maxwell, fue hasta hace pocos días que me di a la tarea de ilustrar el mapa para alcanzar los sueños, basándome en las diez preguntas que el autor plantea como trascendentales para valorar si nuestro sueño es real y conocer las formas en que podemos añadirle valor para que sea realizable. Así que ojalá te sirva. 

(También podés verlo en 
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10152180611712366&set=o.283649405014547&type=1&theater)

:D