viernes, 7 de enero de 2011

Habla como un Triunfador (II parte)

Trucos para manejar tus conversaciones (Parte II de III)


8.    IMPACTÁ. Decilo con una emoción que deje huella.
Hablar exitosamente va más allá de abrir la boca y ser coherente; requiere ser consistente con la expresión corporal (gestos faciales, movimientos, contacto visual, etc.).

  • Mantené un balance sano entre el humor y la seriedad. Esto quiere decir que puedes recurrir al humor sin caer en tonterías, y ser serio sin ser odioso o monótono (podrías llegar a aburrir).
  • Empleá la energía sin confundirla con ansiedad (el exceso en efusividad podría hacerte ver como una persona sobreactuada o excéntrica).
  • Demostrá autoconfianza sin ser arrogante.
  • Recordá que podés ser informal pero nunca descuidado.

9.    REVIVÍ. Contá historias personales que motiven.
Contar historias siempre es revivirlas, y la gente puede llegar a sentirse muy bien cuando se las compartís de forma interesante.

  • Comenzá diciendo que tu relato será rápido, y haz que sea rápido. Las historias largas como de novela son aburridas y a menudo pierden el sentido. Así que cuentes tantos pormenores, sólo los detalles necesarios (trata de durar menos de un minuto).
  • Reviví el momento de la acción inmediatamente: mencionalo en los primeros diez segundos.
  • Repetí los diálogos exactamente como sucedieron (no los parafrasees porque perderán impacto), además, si puedes trasmitir el drama empleando la gesticulación será más divertido y real. Incluso puedes agregar los diálogos internos que tuviste contigo mismo.
10.    OBSERVÁ. Reconocé cuándo la gente no se está involucrando.
Es muy importante que mantegás una observación cuidadosa para que puedas distinguir cuando debés hacer ajustes para mejorar resultados. ¿Cómo está respondiendo la audiencia?

  • Prestá atención a las expresiones faciales de los oyentes. ¿Están interesados, indiferentes, aburridos o molestos?
  • Verifica que haya contacto visual con los interlocutores. Si no te están viendo puede ser que también estén realizando otras tareas, o que definitivamente no lograste acaparar su atención.
  • Autoevalúate rápidamente: ¿Estás siendo muy serio? ¿Estás muy cerca e invadiendo sus espacios personales? ¿Tenés problemas de presentación personal que hacen que los demás se alejen de vos?
11.   AJUSTÁ. Conseguí que el auditorio participe más.
¿Has estado en “conversaciones” de tipo monólogo, esas en las que sólo una persona habla? Son tan aburridas porque no hay oportunidad de participar ni aportar opiniones. Si querés que tu conversación sea memorable, entonces dejá que otros intervengan también.

  • Permití espacios para participación, e invitá a que los demás expongan sus puntos de vista.
  • Asegurate de que quienes te escuchan estén cómodos (tendrán mejor atención y fluidez de pensamiento.
  • Pedí opiniones a tus oyentes.
  • Verificá el nivel de atención con preguntas sencillas como. “¿Me comprendés?”, “¿Verdad?”, “¿Estás de acuerdo conmigo?”.
  • Cambiá el tema a uno más apropiado si el que estás desarrollando se te dificulta para desarrollar.
  • Desarrollá alguna actividad con la audiencia. Esto hará que mejoren su postura y participen más activamente en la escucha.
12.   ESCUCHÁ. Transformate en un excelente oidor.
Uno de los mejores regalos que podés darle a otra persona es prestarle tu atención sinceramente. Lo harás sentir importante, y le demostrarás que verdaderamente te interesa.

  • Prestá TODA tu atención a quien te habla. Trata de ser exclusivo, no de repartirte entre varios intereses a la vez. Transmite paciencia y entendimiento.
  • Brindá retroalimentación positiva verbal y no verbal (la atención se demuestra, no es un acto de solamente oir).
  • Evita “ensayar” o sobrepensar lo que vas a responder, porque podrías desviar tu atención hacia lo que querés decir en vez de mantenerte alerta a lo que debés escuchar.
  • Tratá de entender a los demás primero, antes de buscar que los demás te entiendan  a vos. En esto radica la empatía.
  • No interrumpás cuando otros hablan, no sólo porque es de mala educación, sino porque cortas sus pensamientos y puedes dar al traste con el punto que querían exponer. No es bonito que a uno lo dejen con las palabras en la boca luego de haber sacado un tiempito para pensar y hablar.
  • Si de verdad querés comprobar que comprendiste el mensaje, repetí para ti mismo o que te acaban de decir, y verás que lograrás mejor retención (a veces terminamos una conversación y a los dos minutos no nos acordamos qué fue lo que nos dijeron o lo que hablamos).
13.   CONTROLÁ. Evitá que la conversación se vuelva negativa.
Mantené la dirección de la conversación. Ese es un vehículo de comunicación. Por otra parte, una conversación que se desvía por mal camino puede terminar con buenas relaciones y hasta con reputaciones.

  • Evitá las quejas persistentes y las críticas; son hábitos feos e incómodos.
  • Admití que tienes debilidadesde antemano. Siempre es útil aclarar que lo vas a decir es sólo una opinión, que no eres experto en el tema en cuestión, o que definitivamente no querés parecer perfecto o arrogante, pero que según tu punto de vista…
  • Buscá un punto de acuerdo en la discusión y luego cambia de tema. Sé conciliador.
  • Podés interrumpir una conversación negativa si pedís otro momento y otro lugar para la discusión (en caso de que esto sea posible), o si cierras rápidamente la cuestión con una frase como “Sé que no queremos ser negativos respecto a este tema, pero ya empezamos a sonar así”.
14.   FELICITÁ. Asegurate de que otros se sientan apreciados.
Al igual que cn la escucha activa y participativa, podés ganar puntos con los demás si les das elogios sinceros (no manipulativos).

  • No esperés mucho para dar tus cumplidos, hazlo inmediatamente y en términos sencillos. Si suenan muy elaborados podrá parecer que querés impresionar en vez de alagar.
  • Encontrá una variedad de cosas para decir de acuerdo a lo que querés elogiar. Hay muchas categorías de elogios, como por ejemplo la apariencia, las acciones, las posesiones, los rasgos del carácter, el estilo, etc.
  • Tratá siempre de hacerlo de una manera única, no de usar un cliché.
  • Si das tu elogio en público (siempre que la situación sea apropiada) tendrás un efecto muy poderoso en quien lo recibe. Si lo haces por escrito también podrás impactar a esa persona por mucho y de una manera muy especial.
  • Podés dar buenas noticias sobre alguien más; esa es otra manera de elogiarlo: replicando sus parabienes.


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